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«Con un oído en el pueblo y otro en el evangelio»

6 agosto, 2017

El Obispo de los pobres, para siempre en el corazón de los que tienen Memoria

Luego del trágico 1976, cada 4 de agosto, hacemos MEMORIA por el aniversario del asesinato de Enrique Angelelli, a manos de la dictadura cívico-militar.

Recorte de su biografía

Enrique Ángel Angelelli nació el 17 de julio de 1923, en Córdoba. hijo de inmigrantes italianos que vivían en la zona denominada entonces “Camino Rodríguez del Busto” en las afueras de la ciudad capital.

Tenía 26 años cuando recibió la ordenación sacerdotal en octubre de 1949. Continuó un año más en Roma hasta obtener la Licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. De regreso al país comenzó su labor pastoral como Vicario Cooperador en la Parroquia San José de Barrio Alto Alberdi, en la ciudad de Córdoba, y Capellán del Hospital Clínicas. Las villas miserias de la zona eran visitadas asiduamente por el P. Angelelli, y este contacto con la realidad de los desposeídos fue haciendo crecer en él la predilección por el servicio de los pobres. Hacia 1958, la actividad sacerdotal del P. Angelelli era múltiple e intensa.

El 12 de marzo de 1961 recibió su consagración episcopal en la Catedral de Córdoba, abarrotada de obreros y de gente humilde. A poco de andar comenzaría a sobresalir en su persona una nueva imagen episcopal, que contrastaba con los usos y costumbres de entonces. Era un aire de hombre consustanciado con el pueblo, por lo que no aceptó la recomendación de abandonar el uso de su moto “Puma”, “porque no era digno de él, como Obispo…”

El 3 de julio de 1968, el Papa Pablo VI lo designó como Obispo de La Rioja. A partir de enero de 1969, la Misa Radial, que se celebraba desde hacía doce años como misa parroquial de los domingos desde la Catedral, asumió el carácter de “diocesana”, presidida por el Obispo. Fue desde entonces la voz esperada en todos los rincones riojanos, cada domingo a las 8 de la mañana. A través de ella extendía sus orientaciones pastorales y se hacía eco de los múltiples y diversos problemas de los riojanos.

Para 1971 la acción pastoral del obispo comprendía los reclamos de los trabajadores mineros, la organización cooperativa para el aprovechamiento de la tierra y la justa distribución de las aguas, mientras denunciaba la usura, la droga y la prostitución en manos de familias poderosas de la provincia. Entre tanto se fortalecía la catequesis popular y el trabajo pastoral en los barrios.

A partir de ese mismo año Angelelli impulsó un importante Movimiento Rural para el mejoramiento de la situación campesina, concitando pronto la enemistad del nuevo gobernador militar y de los ricos hacendados que, tras movilizaciones campesinas, recurrieron a la violencia arrojando bombas contra las sedes del movimiento rural y contra las casas de los dirigentes.

En mayo de 1974 fue asesinado el P. Mujica. En octubre, estando Angelelli en Europa para la visita al Papa, recibió una carta de sus sacerdotes en que se le informaba que su nombre estaba en la

lista negra de la Triple A. Pero el obispo no aceptó la sugerencia de quedarse un tiempo más fuera del país y regresó de inmediato.

Al iniciarse el año 1976, al presidir las fiestas patronales, el Obispo instó a ser ´testigos de la esperanza y mensajeros de la paz´, ante la situación difícil que se vivía en el país y en su provincia

Su muerte

Relato y testimonio extraído del Informe de la Conadep “NUNCA MÁS”: El caso del Obispo de La Rioja Monseñor Enrique Angelelli, y de los sacerdotes de Chamical Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias

El 18 de julio de 1976, fueron alevosamente asesinados, luego de ser secuestrados por quienes se identificaron como miembros de la Policía Federal, los sacerdotes P. Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, en la localidad de Chamical (La Rioja) donde realizaban su apostolado.

A la mañana siguiente a este crimen, hombres encapuchados fueron a buscar al párroco de Sanogasta, pero éste se había ido por recomendación del Obispo Monseñor Enrique Angelelli. Cuando el laico que los atendió les dijo que el párroco no estaba, lo acribillaron.

El 4 de agosto, 17 días después del asesinato de aquellos sacerdotes, falleció Monseñor Enrique Angelelli, Obispo de la Diócesis de La Rioja, supuestamente en un «accidente» automovilístico». Las pruebas o presunciones de que fue atentado, se acumularon de manera abrumadora.

El Obispo acababa de dejar Chamical donde había celebrado una misa y pronunciado una homilía en la que denunciaba aquellos asesinatos. El Obispo manejaba una camioneta, y el padre Arturo Pinto que lo acompañaba recuerda que apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el Obispo aceleró pero entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los encerraron hasta hacer volcar la camioneta.

El cuerpo del Obispo quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la única lesión que presentaba el cadáver de Monsehor Angelelli fue la nuca destrozada tal como si lo hubiesen molido a golpes. La carpeta que llevaba el Obispo jamás pudo ser encontrada.

«No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres». Estas fueron palabras pronunciadas por Monseñor Angelelli al asumir la conducción del Obispado de La Rioja en 1968.

Había realizado sus estudios sacerdotales en Roma, especializándose en Derecho Canónico; fundó en Córdoba la Juventud Obrera Católica y fue asesor de la Juventud Universitaria Católica.

«El dicente, en este sentido, quiere agregar que uno o dos días después de ocurrido el suceso, los papeles que portaba el Obispo Angelelli en el momento de su fallecimiento llegaron a la casa de Gobierno dirigidos al Ministro Harguindeguy, en una carpeta remitida desde la Guarnición Militar Salta, con expresa indicación de que se trataba de documentación confidencial. Este hecho llamó

la atención del declarante, ya que los citados papeles no fueron entregados a la causa judicial, como tampoco entregados a los allegados a Monseñor Angelelli.

Todas estas circunstancias motivaron que el dicente se decidiera a fotocopiar parte de esa documentación , que estaba integrada por correspondencia intercambiada entre el Obispo de La Rioja y el Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Vicente Zaspe, referida a la persecución que sufrían señores de la Iglesia Católica por su actividad social, un cuaderno de notas y otros papeles. La documentación fue entregada al General Harguindeguy… quiere aclarar el dicente que prestó especial atención al hecho por la forma estrictamente «secreta» que se dio a la existencia de esta carpeta. Añade que no tiene conocimiento del destino posterior de la misma puesto que el General Harguindeguy manejaba en forma personal todos los hechos referentes a la Iglesia»

(Declaración de Peregrino Fernández prestada ante el grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de Personas de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas).

«…Durante uno de los interrogatorios, el Capitán Marcó y el Capitán Goenaga me diieron que el Obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, el Psiquiatra Raúl Fuentes y Alipio Paoletti iban a ser muenos… antes del mes, Angelelli murió en circunstancias que aún se investigan. Fuentes se encuentra desaparecido desde fines de 1976 y Alipio Paoletti fue buscado intensamente… en agosto del mismo año, debido a las condiciones físicas en que había quedado por las torturas fue trasladado al Hospital Presidente Plaza. Estando allí fue ingresado una noche el cadáver de Angelelli para realizarle una serie de autopsias; quienes me custodiaban, miembros de la Policía de la Provincia, aludiendo a la muerte del Obispo, manifestaban cosas como: «eso le tenía que pasar a ese cura comunista hijo de ….»

(Testimonio de Plutarco Antonio Scheller, Legajo N° 4952).

El obispo se enfrentó al desafío de dar un salto entre dos modelos de Iglesia claramente contrapuestos. El elaborado por el Concilio de Trento (s.XVI) y el reelaborado por el Concilio Vaticano II (s.XX). La trayectoria de Angelelli que resulta paradigmática para la transición de uno a otro modelo debe resultar, a 41 años de lo sucedido, fuente de inspiración en la lucha social y cotidiana contra la injusticia, la corrupción de los detentadores de poder político y económico, la pobreza y la violencia desmedida.

 

Redacción FM Samba


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